De pequeño, jugaba a todos los deportes por diversión: natación, running, vóley, ciclismo, tenis, balonmano, futbol sala,… y muchos otros que mis amigos y yo nos inventábamos.

Mi cuerpo necesitaba sentirse bien y el deporte, me ayudaba a ser feliz.

Me formé para dirigir equipos de futbol sala y competí con la Selección de la Comunidad Valenciana, hasta que una lesión truncó mi carrera deportiva.

En mi juventud, las canchas y espacios deportivos dejaron de tener protagonismo. Sin darme cuenta, las cenas, nuevas amistades y la diversión nocturna se hicieron mas evidentes.

Mi cuerpo reclamaba atención, los estados internos de nerviosismo aumentaban, las molestias musculares eran cada vez más continuas, el cansancio se acumulaba, mi humor no era el mismo y emprendí un viaje de cicloturismo.

Hasta ahí, tan solo había oído hablar del yoga, pero no lo había experimentado.

Sentirlo, me cambió la vida.

Una mañana -al despertar-, habían organizado una clase de yoga delante de mi tienda de acampada. Qué maravillosa oportunidad. Fue ahí cuando nos presentaron. Me enamoré tanto que lo estudié y lo aprendí. 

Ahora, disfruto de cada clase, compartiendo mis conocimientos y trasladando este enfoque del yoga a los que me acompañan, para que se beneficien al igual que yo. 

Un abrazote, hasta pronto y mucho yoga.